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Como es sabido, una gran mayoría de plantas industriales y edificios construidos en España antes de 1985, y muy especialmente los levantados entre 1965 y 1984, contienen amianto, bien en algunos de sus elementos de construcción o en sus instalaciones propiamente dichas. El Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto, establece en su artículo 10.2 que antes de dar comienzo a trabajos de demolición o mantenimiento, los empresarios deberán adoptar las medidas adecuadas para identificar todos los materiales que puedan contener amianto. Esta disposición conlleva la conveniencia de disponer de un inventario de elementos estructurales o partes de las instalaciones con presencia de amianto, pudiendo proceder como a continuación se indica.

 

¿Cuándo debe realizarse el inventario?

De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 10.2 del Real Decreto 396/2006, el inventario deberá llevarse a cabo, cuando que se vaya a realizar un trabajo de reparación o demolición de elementos que contengan amianto.

Conviene precisar que si bien la realización del inventario es preceptiva en el supuesto reseñado en el párrafo anterior, la empresa puede llevarlo a cabo en cualquier momento, redactar un informe y recurrir a él cada vez que se vaya a realizar un trabajo de mantenimiento o demolición.

 

¿Cómo se lleva a cabo el inventario?

Una vez identificados dichos elementos, se procede a su señalización como se indicará oportunamente. El inventario se lleva a cabo en tres etapas:

  • Primera etapa: Preliminar
    • Asignación de los recursos y equipos necesarios para su realización (información de las instalaciones, planos, EPI's, cámara fotográfica, herramientas para realizar catas...)
    • Definición de la estrategia a seguir, considerando que se trata de una inspección exhaustiva, visitando todas las dependencias de la empresa.
  • Segunda etapa: Trabajo de campo propiamente dicho
    • Inspección de todas y cada una de las instalaciones de la empresa, como se indica más adelante, con el fin de identificar posibles elementos fabricados con amianto, así como descartar aquellos que de modo evidente no contengan dicha sustancia. En el decurso de la visita es preciso prestar una especial atención a los elementos enumerados de amianto friable y no friable. Cada uno de los elementos inventariados deberá señalizarse con una etiqueta.
    • Para la ejecución del trabajo de campo es conveniente disponer de un plano general de la empresa a escala, en formato A3, en el que se haya definido un sistema alfanumérico de coordenadas cada 20 metros aproximadamente, en horizontal y en vertical.
    • Asimismo se dispondrá de una plantilla para el registro de datos de campo. Resulta ilustrativo y enriquecedor acompañar los registros, de fotografías de cada elemento inventariado.
  • Tercera etapa: Final
    • Como colofón del trabajo realizado se elabora un informe en el que se incluye toda la información recogida en las etapas anteriores, incluidas las fotografías.
    • El citado informe deberá actualizarse cada vez que se realiza una reparación en la que se elimina o sustituye algún elemento inventariado.

 

¿Qué instalaciones deben incluirse en el inventario?

Con el fin de identificar posibles elementos fabricados con amianto, así como descartar aquellos que de modo evidente no contengan dicha sustancia, el inventario debe comprender todas y cada una de las instalaciones de la empresa, es decir:

  • Secciones que integran el proceso de depuración o potabilización
  • Talleres de mantenimiento
  • Oficinas
  • Laboratorios
  • Almacenes
  • Centros de energía
  • Edificios auxiliares
  • Servicios de aseo y áreas de descanso
  • Espacios exteriores

 

¿Cómo se presenta el Amianto?

Básicamente, el amianto puede presentarse como:

  • Amianto no friable: En esta forma, el amianto se encuentra compactado y salvo que se corte, se perfore o se trocee, su capacidad para liberar fibras al ambiente es escasa. Un ejemplo de esta forma de presentación son los elementos de fibrocemento.
  • Amianto friable: Es la forma que cuando está seca, tiende a disgregarse o desmenuzarse fácilmente y, en consecuencia, es capaz de proyectar fibras al aire de vecindad inmediata. Cabe citar como ejemplo el amianto utilizado como aislante térmico o de relleno en elementos cortafuegos.

 

¿Qué elementos y partes deben investigarse?

En las instalaciones a las que se hace referencia en el presente artículo, especialmente en las construidas antes de 1985, pueden contener amianto las siguientes partes y elementos estructurales:

  • De amianto no friable:
    • Elementos de fibrocemento, conocidos vulgarmente como URALITA, en forma de tuberías (de acometida, de vertido, bajantes de recogida de aguas pluviales) depósitos, cubiertas, paramentos verticales, sombreretes y respiraderos.
    • Suelos de planchas de amianto-vinilo y adhesivos utilizados para pegar las planchas.
  • De amianto friable:
    • Material de relleno en falsos techos, tabiques y puertas cortafuegos.
    • Revestimiento de columnas, vigas y forjados a modo de tratamiento ignífugo.
    • Aislamiento de hornos de mufla antiguos, presentes en laboratorios.

 

¿Cómo se identifica el Amianto?

El análisis se lleva a cabo por difracción de rayos X. Esta técnica es cara y compleja, quedando circunscrita a departamentos especializados de la Universidad e institutos de investigación del CSIC y con menor frecuencia, de alguna entidad privada.

Por ello, es esencial que el técnico que realiza este inventario, sea capaz de identificar a simple vista el amianto de lo que no es, para lo cual es conveniente que posea una amplia experiencia en el conocimiento de estos materiales y evitar así el elevado coste que supone la realización de análisis rutinarios indiscriminados, debiendo reservar éstos únicamente a los casos de duda, con el fin de confirmar o rechazar la presencia del material en cuestión, en los distintos elementos estructurales inventariados.

En los casos de duda razonable, se tomará una pequeña muestra del material y se introducirá en una doble bolsa de plástico, debidamente identificada, para su envío al laboratorio. Esta operación debe realizarse siempre con guantes, como mínimo, sin descartar otras medidas protectoras, como mascarilla y buzo desechable, según la peligrosidad prevista.

 

¿Cómo se clasifican los trabajos por su peligrosidad?

A efectos puramente prácticos pueden clasificarse en tres categorías:

  • Categoría 1: Alto riesgo. Esta circunstancia se presenta cuando se realizan trabajos en los que hay una inequívoca exposición a fibras que se proyectan al entorno y son perceptibles a simple vista. Como ejemplos se citan el caso de una fuga de amianto friable por la liberación de un aislante de su encapsulamiento, a causa de la rotura de éste o el corte de una tubería de fibrocemento con una radial en seco.
  • Categoría 2: Riesgo moderado. Se da, por ejemplo, en trabajos que se llevan a cabo en presencia de elementos de amianto no friable deteriorados (por ejemplo, una tubería rota) que requieren una reposición inmediata o a muy corto plazo.
  • Categoría 3: Bajo riesgo. Ocurre siempre que se efectúan trabajos en los que se manipulan y transportan elementos de amianto no friable en buen estado y que deben permanecer intactos al acabar el proceso. Según estas consideraciones, la manipulación nunca puede conllevar el corte, troceado o rotura del material.

 

Sobre el autor: Roberto Laborda Grima es Doctor en C. Biológicas por la Universidad de Valencia, habiendo cursado los estudios de licenciatura en la especialidad de Bioquímica, en la misma Universidad. Es también Ingeniero T. en Química Industrial por la EUITI de Zaragoza. Tiene una dilatada experiencia en gestión de la prevención de riesgos laborales. Ha participado durante más de 20 años en numerosos proyectos de investigación, en las áreas de la Toxicología, e Higiene Industrial.

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