La industria cosmética se caracteriza por experimentar un rápido crecimiento en todo el mundo. De acuerdo con un estudio de IBISWorld, en 2016 el mercado cosmético mundial consiguió unos ingresos de 293.500 millones de dólares, un 1,8% más que el año anterior, y 25,000 millones más que en 2011. Por su parte, el mismo estudio mencionó que en 2017 la industria alcanzaría los 300,000 millones y que para 2020 los ingresos serán de unos 344,000 millones de dólares al año.
En España este sector también se mantiene en crecimiento. Stanpa detalló que la industria cosmética y la perfumería en el país creció un 2%, por cuarto año consecutivo, llegando a alcanzar los 6,954 millones de euros. De esta manera, España se posiciona como el quinto mercado europeo de productos de belleza, con un consumo per cápita de 150 euros al años.
Sin embargo, aunque la industria continúa evolucionando en los últimos tiempos, algunos componentes en las fórmulas de los productos dañan el medio ambiente, los cuales están presentes en los cosméticos, desde el protector solar hasta cremas y fragancias.
Componentes poco amigables con el medio ambiente
El triclosán es uno de los antibacterianos y desinfectantes que se encuentra en más de dos mil productos. En el sector cosmético puede estar presente en las fórmulas de las pastas de dientes, jabones para manos y antitranspirantes.
Asimismo, la oxibenzona y octinoxato son ingredientes que se usan en los protectores solares y, aunque son eficaces para bloquear los rayos solares, dañan los arrecifes de coral y afectan la fauna marina. Por ello, algunas playas de Europa y países como Australia, Japón o China prohíben el uso de bloqueadores.
En productos como exfoliantes podemos encontrar micropartículas de plástico. Como sabemos, el plástico no se biodegrada ni se integra al medio ambiente, sino que permanece contaminando tierra y agua por muchos años.
La cosmética orgánica
Debido a las consecuencias medioambientales de algunos productos cosméticos, los consumidores son más conscientes de ello. Por ello, ahora los usuarios optan por artículos cosméticos respetuosos con el medio ambiente. Los fabricantes están elaborando más productos a partir de ingredientes naturales y, también, evitan consecuencias en la salud.
Ahora podemos encontrar productos de origen vegetal para el cuidado del cabello. Los aceites para el pelo contienen romero, coco, nueces y el argán que, al ser componentes naturales, el cabello estará en buenas manos. Pero también, están fabricados bajo prácticas amigables con la naturaleza.
El aumento de la conciencia respecto a la apariencia personal, especialmente en los consumidores más jóvenes, ha conseguido gran demanda de este tipo de productos. Incluso, el segmento de la barbería se ha unido a esta tendencia. Un estudio de Nielsen mencionó que este mercado generará 3.000 millones de euros en 2020 con sus champús y aceites bio, por ejemplo.