En el corazón de la Comunidad de Madrid, un asombroso fenómeno natural ha cautivado la atención de los amantes de la naturaleza y los cicloturistas que exploran las rutas de CiclaMadrid. La laguna de Colmenar de Oreja, conocida por su belleza y singularidad, se tiñe de un vibrante color rojo durante los meses de septiembre y octubre, formando un espectáculo natural único que ahora se ha convertido en un punto de gran interés dentro del circuito de rutas propuesto por la asociación.

laguna roja de madrid

El fenómeno, que ha sido objeto de estudio y admiración, se debe a la presencia de microorganismos como algas, bacterias y un diminuto crustáceo conocido como artemia salina. Estos seres vivos, que poseen betacarotenos, un pigmento que otorga el tono rojizo al agua de la laguna, han encontrado en esta zona salina un hábitat propicio para florecer en un ciclo biológico que se desarrolla al final del verano y principios del otoño.

Los meses de septiembre y octubre se convierten en el momento óptimo para contemplar este fenómeno natural, que añade interés al paisaje madrileño sin causar ningún impacto negativo en el entorno; la duración del proceso de reproducción depende de factores climáticos como la temperatura y las precipitaciones, lo que lo hace aún más especial y efímero.

Los entusiastas de la naturaleza y los cicloturistas que participan en las rutas de CiclaMadrid ya disfrutan de la oportunidad de presenciar este sorprendente espectáculo durante su recorrido por la región.

La laguna de Colmenar de Oreja se une a otros destinos turísticos naturales en España que presentan este tipo de fenómenos, como la laguna rosa de Cuenca, la laguna rosa de Torrevieja en Alicante o la laguna roja cerca del Cabo de Peñas en Asturias. A nivel internacional, lagunas rosadas en Oaxaca (México) y un lago rosa en Dakar, famoso por la etapa final del Rally París-Dakar, también capturan la atención de los viajeros.

El Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) también ha manifestado su interés en este fenómeno, destacando la adaptación única de la artemia salina a condiciones extremas de salinidad.

Así que, estamos ante una aportación de la naturaleza que genera una experiencia cicloturística única, lo que la está convirtiendo en una parada obligada no sólo para los propios madrileños, sino también para todo el turismo activo, cultural, sostenible y deportivo que mueve el turismo en bicicleta en nuestra comunidad.

 

Fuente: Patricia Fernando +34 662 45 05 85

 
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