Jean-Claude Juncker al mando de la nueva Comisión Europea presentó el pasado martes su programa de trabajo para 2015 con tres ideas en mente: inversión para crear crecimiento y empleo, unión energética para acabar con la dependencia de Rusia, y una creciente desregularización proveniente de Bruselas en pos de una UE que se centre en lo realmente importante, ya que, según comenta el propio Juncker, "No hace falta que la Unión Europea regule todos los problemas de Europa". El proyecto, liquida, por ejemplo, varias directivas medioambientales recién diseñadas por la anterior Comisión, como la de calidad del aire y residuos.
La Comisión Europea confirma la retirada de 80 normativas, ratificando la limitación al radio de acción de Bruselas. Aunque no es la primera vez que la Comisión se atreve con la retirada de normativas, nunca había llegado tan lejos. Entre las normas afectadas, Bruselas retirará los paquetes relativos a economía circular y calidad del aire.
Por un lado, la decisión de renunciar a avances en la eficiencia de los recursos naturales entra en contradicción con su intención declarada de crear puestos de trabajo, mejorar la economía europea y romper con la dependencia energética del exterior. La economía circular, que supone cerrar el ciclo de los materiales mediante la reintroducción de los residuos en el proceso de producción y en el mercado, resulta fundamental para incrementar la eficiencia en el uso de recursos naturales. La propia Comisión Europea hizo suyo a principios de 2014 el dato de un ahorro potencial de 630.000 millones de euros al año para la industria europea gracias a un mejor uso de los recursos y preveía la creación de 180.000 nuevos puestos de trabajo adicionales con la propuesta puesta sobre la mesa.
Por otro lado la ambigüedad en relación a las nuevas medidas para mejorar la calidad del aire de los europeos resulta de una gravedad importante. Más grave si cabe después de la publicación por parte de la Agencia de Medio Ambiente de un par de informes que ponen sobre la mesa unos datos demoledores: el informe Air quality in Europe, 2014 report concluía que la contaminación del aire provoca la muerte prematura de 450.000 europeos al año; y por otro lado la investigación Costs of air pollution from European industrial facilities, an updated assessment, dejaba claro que el coste económico de la contaminación de origen industrial era tremendo y suponía a los europeos hasta 190.000 millones de euros al año. Todo esto hace pensar que en realidad estemos ante una posible suspensión de su aplicación que no se quiere reconocer.
La decisión de la Comisión Europea de eliminar estas dos normativas ambientales: economía circular y calidad del aire, acompañada de afirmaciones en las que se declara que sólo se trabajará en temas importantes, denota una visión cortoplacista y anticuada en este órgano europeo.
Más información acerca de la retirada de normativa europea en el artículo de El País.
Más información sobre la normativa medioambiental afectada en el artículo de Ecologistas en Acción.