El medio ambiente no fue un tema relevante en la pasada campaña electoral –salvo para EQUO, claro– y tampoco tiene protagonismo en la actual etapa de pactos políticos. Como si el Planeta en el que vivimos no tuviera demasiado que ver con nuestras vidas. Aunque propuestas ambientales no han faltado. El Programa por la Tierra elaborado por Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF de cara a las pasadas elecciones autonómicas contiene propuestas detalladas sobre asuntos tan diversos como cambio climático, modelo energético, movilidad, urbanismo, residuos, agricultura, agua, bosques, costas, fiscalidad... Un documento que ahora mismo debería estar en las mesas de negociación de los partidos políticos. Quizás así descubrirían que hablar de medio ambiente es hablar de empleo, de salud, de transición energética, de modelo de ciudad, del mundo rural, de educación, de calidad de vida.
Las propuestas que se están planteando desde las organizaciones ecologistas van en la dirección de un cambio de modelo socioeconómico que aborde a un tiempo la crisis ecológica, la social y la económica, piezas indiscutibles de un mismo puzzle. Las energías renovables, la agricultura ecológica, la pesca sostenible o la gestión de los bosques son ejemplos de alternativas ambientales generadoras de empleo y con un impacto social positivo.
Situar el medio ambiente en la agenda política
Para que el medio ambiente ocupe un lugar central en la acción política, se requiere una actuación desde todos los ámbitos institucionales. Dada la importancia de las competencias ambientales a nivel autonómico, las organizaciones ecologistas piden la creación de Consejerías de Medio Ambiente y de Vicepresidencias para la Sostenibilidad en cada nuevo gobierno autonómico, además de reiterar las propuestas de su Programa por la Tierra. Desde los municipios también hay espacio para actuar en temas tan importantes como el ahorro y la eficiencia energética, el transporte público o la gestión de residuos, por mencionar algunos.
Solo ocurrirá si la sociedad lo demanda
Las desigualdades sociales, la pobreza energética, los desahucios, los derechos laborales pisoteados se han convertido en preocupaciones cotidianas. No así el medio ambiente, que sigue sin percibirse como una cuestión prioritaria por buena parte de la sociedad.
Si bien es cierto que existen numerosos ejemplos de plataformas ciudadanas que defienden espacios naturales concretos o que se oponen al fracking, a la incineración, a los transgénicos, etc., no suelen lograr una repercusión social y mediática continuada y de alcance, salvo en algunas ocasiones como la oposición a las prospecciones petrolíferas en Canarias. La defensa del medio ambiente no parece calar en la ciudadanía con la misma fuerza que la defensa de la sanidad, la educación o el derecho a la vivienda.
El movimiento ecologista no ha sabido transmitir que el alarmante deterioro del Planeta en el que vivimos afecta a cada ámbito de nuestras vidas. En este sentido, abre un camino esperanzador el informe Radiografía social del medio ambiente en España, que ha presentado Greenpeace esta misma semana. Se centra en las consecuencias sociales de los problemas ambientales, pero también en los beneficios que reporta situar la sostenibilidad ambiental como telón de fondo.
Vivimos un momento excepcional. El nuevo escenario político obliga al diálogo, y la participación ciudadana ha venido para quedarse. ¿Seremos capaces de introducir en el debate político y social la idea primordial de que las sociedades sólo pueden avanzar en alianza con el Planeta, nunca en su contra?
Modificado de "Medio ambiente, un aliado frente a la crisis" por Mª Luisa Toribio, editora en Punto&Coma.