Delegada de Cruz Roja en Haití. Castellonense, 33 años, licenciada en Ciencias Ambientales, dos máster en gestión de proyectos y cooperación y "muchas ganas de ayudar". Éste es el perfil de Blanca, que voló hacia Haití sólo un mes y medio después del terremoto para trabajar como delegada de reconstrucción de Cruz Roja.
Cuando se cumple un año del terremoto de Haití, el país todavía se encuentra lejos de la normalidad y más de 1,3 millones de personas siguen viviendo en campos de desplazados. A fecha de hoy, Cruz Roja Española ya ha invertido 12 de los 42 millones recaudados gracias a las donaciones solidarias, aunque la lenta recuperación se prolongará durante años en una región que antes del desastre ya estaba afectada por complejos problemas estructurales y políticos. Pese a ello, cooperantes como la castellonense Blanca Sancho trabajan día a día para abrir el camino de una reconstrucción todavía lejana.
¿Cuándo y por qué llegó a Haití como delegada de Cruz Roja?
Llegué el tres de marzo de 2010, un mes y medio después del terremoto. En cuanto me lo propusieron no me lo pensé dos veces. Tenía formación previa en construcción y en cooperación con Cruz Roja. Y sobre todo tenía muchas ganas de ayudar.
¿Cuál es el trabajo que desempeña y en qué zona está trabajando?
Trabajamos en Léogâne, que es la ciudad más cercana al epicentro del terremoto, donde el 80% de los edificios fueron destruidos. Yo soy delegada de reconstrucción y coordino uno de los cuatro proyectos de realojamiento progresivo que está ejecutando Cruz Roja. Consiste en proporcionar un refugio seguro antisísmico y a prueba de huracanes para las familias que perdieron su casa. Son unas estructuras metálicas de 18 metros cuadrados para cada familia de cinco personas. Es progresivo porque primero se cierran con toldos plásticos para dar refugio de forma urgente y luego lo vamos a cerrar de forma definitiva. Los cuatro proyectos darán casa a unas 4.500 familias del municipio de Léogâne.
¿Cuáles son los principales retos en materia de refugio?
El tema de la tierra, el espacio para construir y la propiedad. Era ya un país con un grave problema de sobrepoblación.
¿Cómo definiría en dos frases la situación en la que se encuentra Haití después de un año?
Haití sigue necesitando ayuda después de tanto tiempo, aunque hay avances que se pueden ver en las calles, la vida vuelve a ser más dinámica y los haitianos están luchando por salir, pero hay mucha gente que todavía necesita ayuda humanitaria. La respuesta de la población en España fue excepcional, pero en tan poco tiempo no se puede invertir todo lo recaudado. Hay un plan de acción de 6 años. Se sigue necesitando dinero, porque la reconstrucción aún va a llevar mucho tiempo. Yo le pediría a la gente de Castelló que siga colaborando -si no puede con donativos con actividades de sensibilización-. Sobre todo pido que no se olviden de Haití.
¿Qué sueles hacer en un día normal, cuando te levantas?
Después de desayunar y ducharme organizo todo el día con los ingenieros, vemos los problemas que han surgido y me voy al terreno para ver si hay problemas con alguna familia, con los materiales, y luego a seguir planificando en la oficina. Y después de trabajar tenemos poca vida social. Nos restringen los movimientos por precaución, aunque es una ciudad muy tranquila.
¿Qué es lo más duro de desempeñar este trabajo con Cruz Roja? ¿Y lo más reconfortante?
Lo más duro es estar lejos de la familia y de los amigos. No echas de menos las comodidades, pero sí a la gente. Y lo mejor de aquí es la gente, las ganas y las sonrisas con las que vienen todos los días para empezar el día a pesar de lo que han pasado. Sus ganas de vivir y su alegría.