Cinco lecturas que podrían resultar aclaratorias para aquellos que dirigen la mirada hacia uno de los temas más trascendentales de nuestro tiempo, el cambio climático.
No es posible detener por completo el cambio climático. Pero sí lo es impedir una catástrofe climática producto de rápidos procesos de retroalimentación que conducen a un “cambio climático abrupto”. Si no impedimos ese cambio abrupto, muchas especies se extinguirán y cientos de millones de seres humanos morirán a causa de las sequías, el hambre, la carencia de agua, las enfermedades, la represión y las guerras. La cuestión sería, ¿es posible hacerlo?
El dinero no falta. El mundo invierte muchos miles de millones cada año en armamentos y gastos militares, y el dinero no escasea para eso. Tampoco para ayudar a las entidades financieras. Contamos con la tecnología necesaria para resolver el problema, pero las corporaciones y los poderosos no pueden o no quieren actuar. Ofrecen soluciones falsas (moto de hidrógeno, biocombustibles, reforestación, etc.) para distraernos con ellas mientras continúan con sus actividades. Por tanto, es necesario movilizar la única fuerza que puede enfrentárseles: la de los seis mil millones de habitantes del planeta.
“John Bellamy Foster demuestra la centralidad que tiene la ecología en una concepción materialista de la historia, y la del materialismo histórico para el movimiento ecologista.” - Richard Levins
“En La ecología de Marx John Bellamy Foster hace expandir de forma brillante nuestra comprensión del pensamiento de Marx, probando que Marx entendió que la alienación abarcaba el extrañamiento humano respecto a la naturaleza. Foster critica la versión ordinaria del ecologismo que equipara marxismo y modernidad con degradación del medio ambiente y apunta hacia un ambientalismo sofisticado y menos nostálgico que ve al capitalismo, y no a la modernidad, como el principal problema que hay que afrontar.” - Barbara Epstein
El desarrollo humano es una conquista social, no una secreción cutánea generada por el aumento de la circulación mercantil y la actividad del Estado a la que llamamos crecimiento económico. La crisis ecológica impone, además, un límite en el trasiego de recursos y residuos que la sociedad mantiene con los sistemas naturales. Una vez alcanzado ese límite la lucha por alcanzar nuevas cotas de desarrollo humano ecológicamente sostenibles debe tomar direcciones distintas.
Sólo si comprendemos de qué modo el pasado condiciona nuestro presente podremos cambiar las tendencias en curso. Eso invita a examinar a fondo la cadena de sustentación que nos permite satisfacer nuestras necesidades a partir de los sistemas naturales, la familia, las redes vecinales o comunitarias, las políticas públicas del Estado y los bienes o servicios suministrados en los mercados.
Nicholas Georgescu-Roegen ha sido el economista ecológico más importante del siglo XX. Su viejo amigo y premio Nobel de economía, Paul Samuelson, dijo de él que era "el erudito entre los eruditos, el economista entre los economistas".
El presente texto constituye la primera biografía intelectual publicada en castellano sobre este autor, y tiene como finalidad resaltar los principales aspectos de su obra económico-ecológica, de su ‘bioeconomía'. Georgescu-Roegen fue, además, un economista singular. Y lo fue no sólo por los asuntos sobre los que investigó sino también por la manera fronteriza y transdisciplinar en que lo hizo, siendo pionero en tender puentes entre economía, termodinámica y biología a la hora de explicar los cimientos ambientales del proceso económico.
Resistencia de materiales reúne ensayos y aforismos sobre poética escritos entre 1998 y 2004, prolongando así la reflexión que antes se encauzó en Poesía practicable (Hiperión, 1990), Canciones allende lo humano (Hiperión, 1998) y Una morada en el aire (El Viejo Topo, 2003).
Fuente: El Viejo Topo