Juan Martín Bermúdez ha dejado la dirección del Parque de los Toruños y Pinar de la Algaida, un puesto en el que ha cerrado un ciclo. A sus 34 años, este licenciado en Ciencias Ambientales ha conseguido transformar un espacio marginal en uno de los lugares más visitados de toda la provincia.
-¿Cómo han sido estos años al frente del Parque Metropolitano de los Toruños?
-Ha sido un aprendizaje continuo. Estoy muy agradecido del apoyo que recibí de la Consejería de Obras Públicas para poner en marcha el proyecto, que no era más que un sueño y de que contaran con un técnico con sólo 29 años y que no venía de ninguna administración pública. Ha sido un orgullo estar al frente de ese sueño y convertirlo en realidad, con el aprendizaje que ha supuesto este trabajo.
-¿Cómo es el parque que encontró cuando llegó y como es el que deja cuando se marcha?
-Era un lugar absolutamente banalizado y vandalizado, un sitio sin ningún valor para el ciudadano, lleno de proxenetas, prostitutas, actividades ilícitas y furtivismo. Un sitio con unas infraestructuras públicas destrozadas, como el chiringuito y el puente de madera. También con una naturaleza imparable, porque está en un lugar especial. Y ahora se deja un espacio bien valorado por el ciudadano. Un parque que tiene un número de visitantes al año de casi 500.000 personas y que se ha convertido en referente de ocio, de uso público, deporte y educación ambiental y que ha generado muchísimo empleo y valor añadido a la Bahía de Cádiz.
-¿Por qué se marcha del parque?
-Yo creo que por salud mental. Yo vine aquí para un año y me dieron la oportunidad de diseñar un programa de actuación de cinco años. Jamás pensé que fuera a ejecutar ese plan que diseñé y creo que es tiempo más que suficiente para poner en marcha un proyecto y mantener esa inocencia y espíritu de innovación permanente. El parque que yo tengo en la cabeza puede llegar a ser un sitio de prestigio internacional, por los criterios de gestión innovadora y la demostración de que la colaboración pública y privada es imprescindible.
-¿Cuáles han sido las mayores dificultades en la gestión?
-Que el ciudadano asuma el parque como suyo y la vinculación del ciudadano con el territorio. Los mismos pescadores del puente y los usuarios lo han asumido como propio y cuidan de él. Se ha conseguido abrir el parque al gran público y se ha incrementado la biodiversidad, con lo cual se demuestra que un uso público coherente y sostenible es positivo para el medio ambiente, porque consigues además de usuarios, aliados.
-¿Se ha conseguido compaginar la conservación del medio ambiente con las actividades?
-Se ha conseguido e incluso se ha potenciado el nivel de biodiversidad. En el programa de actuación instábamos a potenciar la biodiversidad y después de cinco años y medio la colonia de charrancitos en la playa de Levante es la mayor colonia costera de la Península Ibérica. Han aumentado los índices de conejos, perdices, lagartos ocelados, aves de sotobosque, águila pescadora, cigüeñas negras. Se ha potenciado el nivel ambiental porque el parque tiene algo muy singular: es el mayor de la Península pero se usa un porcentaje muy pequeño porque no se puede entrar al ser marismas y zonas inundables.
-¿Qué ha supuesto la apertura de la Casa de los Toruños?
-Pues yo creo que un antes y un después. Porque no es un centro de recepción, huimos de ese concepto y queríamos que fuera un sitio usado por las asociaciones, colectivos y ciudadanos. Hay seminarios, conferencias, cursos en el que nosotros solo ponemos a disposición las instalaciones, por ejemplo la asamblea de Ecologistas en Acción.
-¿Qué características hacen especial a Los Toruños?
-La cercanía al ciudadano. Tenemos la singularidad o la suerte de que nuestro principal usuario es el vecino, el ciudadano que está más cerca nuestra. En el centro de un área metropolitana estás viendo especies en peligro de extinción. Se trata de un sitio muy importante a nivel ambiental que está en el epicentro de un área metropolitana densamente poblada. Un sitio que tiene un gran potencial de biodiversidad, histórico y cultural, con un patrimonio natural importantísimo, y también con un patrimonio cultural y etnográfico sin precedentes.
-¿Qué destacaría de su gestión?
-Una de las cosas de las que más orgulloso me siento es de la colaboración con la UCA. Me siento orgulloso de haber acercado la ciencia al ciudadano, todo lo que se cuenta en las rutas guiadas y los paneles informativos es conocimiento científico. Por supuesto he contado con los profesores de la Universidad y al rector saliente me gustaría hacerle una mención porque siempre ha apostado por Los Toruños.
-¿Qué queda por hacer en Los Toruños?
-Consolidarlo todo y que no se pare la máquina. Hay muchas ilusiones puestas en el parque, las actividades de uso público ahora mismo no generan negocio: la tienda no es para hacerse rico, el restaurante tampoco. Hay muchas ilusiones, es un proyecto en que hay un equipo inconmensurable y que creen mucho en el futuro del parque.
-¿Cómo afronta su nueva etapa en la Subdelegación del Gobierno?
-El cambio lo afronto con mucha ilusión y con muchas ganas de aprender. Estoy con los ojos muy abiertos y las orejas muy afinadas y muy contento, con ganas de aportar lo que sea capaz de aportar.
Fuente: diariodecadiz.es