La alimentación es una de las cuestiones más importantes de la vida cotidiana. A pesar de la tendencia en alza de una dieta healthy, todavía existen productos que no ofrecen todas las garantías exigibles por el mercado, algunos de los cuales se tratan de ‘fraude alimentario’, incumpliendo la legislación alimentaria vigente.
Aceites, vinos, derivados lácteos o pescados son solo algunos de los productos en los que se ha detectado una mayor incidencia, muchos de los cuales se producen por dilución, sustitución, encubrimiento, etiquetado incorrecto, falsificación o productos de mercado gris, entre otros, según apunta la Global Food Safety Initiative (GFSI).
Este tipo de acciones fraudulentas llegan a socavar la reputación de productos y fabricantes. Por eso, el trabajo de empresas certificadoras como TÜV Rheinland es indispensable para mitigar estos efectos y contribuir a una mejora en la calidad de la oferta alimenticia.
Ante todas estas acciones, la sociedad internacional se ha dotado de ciertas normas que trabajan para mitigar el fraude, reduciendo así sus posibles efectos negativos tanto para la salud como la economía. En este sentido, TÜV Rheinland, trabaja con organizaciones y empresas como tercera parte independiente para lograr el cumplimiento de las normas ISO 22000, IFS, BRC y FSSC 22000:
Todas estas normas aplicables para la reducción y prevención del fraude alimentario, requieren la colaboración conjunta de las empresas certificadas. Éstas deben aplicar medidas y planes de prevención en base a una evaluación de la vulnerabilidad de sus procesos que les permitan controlar cualquier riesgo identificado respecto a las materias primas que adquieren, los ingredientes, materiales de envasado o procesos subcontratados.
A pesar de su importancia, el consumidor final no puede consultar qué empresas cuentan con estas certificaciones prestando atención a los productos que adquiere, ya que se trata de estudios sobre sistemas de gestión y no certificaciones de productos como tal. En algunos casos, sí que se puede consultar qué empresas cuentan con estas certificaciones accediendo a sus páginas web o a bases de datos de consulta pública de algunos de estos estándares, donde se listan las empresas que cuentan con ellos.
Según explican los técnicos de Seguridad Alimentaria de TÜV Rheinland “con nuestro trabajo examinamos cómo de bien se han protegido las empresas productoras ante el fraude alimentario, verificando si se han implementado correctamente todos los elementos exigidos por los estándares internacionales. El fraude alimentario supone un importante riesgo económico y, en ocasiones, de salud en todo el mundo, por lo que es muy importante que la industria tome medidas para mitigarlo, reduciendo las oportunidades para posibles infractores”.