Utilizando métodos de procesamiento de minerales del siglo XX, un grupo de estudiantes de ingeniería química de la Universidad Tecnológica de Michigan ha encontrado una solución a un problema inminente del siglo XXI: cómo reciclar las baterías de iones de litio de manera viable. La escasez de los materiales y la degradación son los dos problemas a los que daría solución esta técnica de reciclaje de las baterías de los coches eléctricos.
Ante una una posible crisis de reciclaje, un equipo de estudiantes estadounidenses de ingeniería química comandados por Lei Pan ha trabajado mucho y duro en su proyecto de investigación para desarrollar una tecnología utilizada hace un siglo en la minería para reciclar baterías de iones de litio.El grupo de la Universidad Tecnológica de Michigan (MTU) ha conseguido separar todos los componentes de la batería, como el grafito, el litio y el cobalto de forma que pueden entrar de nuevo en el ciclo para fabricar en baterías nuevas.
Lei Pan, profesor asistente de ingeniería química en la MTU, tuvo la idea de adaptar la tecnología de minería del siglo XX para reciclar baterías de iones de litio, cualquiera de ellas, desde las pequeñas de los teléfonos móviles hasta los modelos de varios kilovatios que impulsan coches eléctricos. Pensó que las mismas tecnologías utilizadas para separar el metal del mineral podrían aplicarse a las baterías gastadas, así que les dio a sus estudiantes un curso acelerado sobre métodos básicos de procesamiento de minerales y los dejó experimentar en el laboratorio. Y funcionó.
El equipo afirma que los materiales reciclados son "tan buenos como los materiales originales y más baratos". De esta forma, el equipo utilizó tecnologías de la industria minera para separar todos los materiales de la batería: la carcasa, láminas metálicas y recubrimientos para el ánodo y el cátodo, que incluye el valioso óxido de metal de litio y consiguieron preservar la integridad funcional de los componentes. Aseguran que estas tecnologías mineras son las más baratas disponibles, y la infraestructura para implementarlas ya existe.
Según datos de Bloomberg NEF, son 55.000 los paquetes de baterías de iones de litio gastados y retirados de los automóviles en 2018. Este número aumentará a más de 3,4 millones en los próximos cinco años a medida que el mercado global de automóviles y autobuses eléctricos se expanda rápidamente. Y eso sin contar los smartphones y ordenadores. El pronóstico para el año 2040 es que más de la mitad de las ventas de coches nuevos, un tercio de la flota mundial, serán vehículos eléctricos.
¿Qué hacer con todas esas baterías? En Japón, los propietarios de un Nissan LEAF pueden acceder a un interesante programa de recuperación de baterías usadas, ahorrando además mucho dinero. Pero además debemos utilizarlas no ya en otros vehículos, si no para para otros usos, como acumular electricidad en el hogar u otras instalaciones. De hecho, Toyota hará lo propio para suministrar electricidad a la vivienda e instalará el año que viene en Japón baterías recicladas para suministrar energía a las tiendas 7-Eleven a través de paneles solares.
Mientras, el gobierno Chino está implementando una normativa para hacer que los fabricantes de automóviles se hagan responsables de las baterías gastadas y las mantengan fuera de los vertederos. Aquí en Europa, en marzo de 2018, la Comisión Europea abordó, junto a ocho socios, las barreras regulatorias en cuanto al reciclaje y la utilización de las baterías de los coches eléctricos. Este acuerdo investigará la existencia de posibles barreras legislativas y reglamentarias a nivel nacional y europeo para otorgar a las baterías una segunda vida así como posibles formas de superar estas barreras, evaluando su viabilidad dentro de la economía circular.
Fuente: texto de Motorpasión; imagen de ScienceDaily