En la reunión del G20 celebrada hace menos de una década en Seúl, un exultante José Luis Rodríguez Zapatero inauguraba una peculiar fiesta del nuevo empleo prometiendo que el sector de las energías renovables, el transporte, la edificación sostenible y la ecoindustria tenían en España un potencial de creación de un millón de nuevos puestos de trabajo... hasta más o menos nuestros días. Este artículo de Expansión se pregunta si ese empleo es de verdad nuevo, se basa en la readaptación de profesiones tradicionales o son habilidades que debemos incorporar.

empleo verde espana

Lo que empezaba a conocerse como el empleo verde se proponía ya entonces como remedio a los problemas estructurales de un mercado laboral que exigía un nuevo modelo de crecimiento basado en la innovación y en el valor añadido y no en el ladrillo.

Hace casi una década, expertos como George Gilder, fundador del Discovery Institute, criticaban ciertas estrategias verdes que buscan la creación de empleo -en este caso en Estados Unidos-, y aseguraban que "gran parte de los trabajos verdes se habrían creado de todas formas".

La promesa verde de nuevo empleo resulta inalcanzable sin perfiles profesionales muy cualificados -según el informe Rethinking 2050, del European Research Energy Council, los empleos generados por sectores como el de las renovables han de ser tecnológicamente muy avanzados, y será difícil separar la fábrica de la educación y la formación-, y sin una verdadera revolución de la educación universitaria y de la Formación Profesional.

Y además hay que tener en cuenta que los modelos de crecimiento basados en la innovación y el valor añadido son básicamente eficaces pero nunca intensivos en mano de obra.

En España, los planes para cerrar plantas de carbón y nucleares en 2035 afectarán a la generación de energía eléctrica, y el empleo en estos sectores será sustituido por el que puedan crear las renovables. A largo plazo esto creará nuevos puestos pero no solucionará los problemas que provoque el cierre de centrales térmicas como la de Compostilla II, ubicada en Cubillos del Sil (León), y los graves conflictos laborales y sociales que comporte el cese de estas actividades.

En el sector de la automoción, la llegada del coche eléctrico es también una promesa de nuevos empleos verdes, pero los expertos se preguntan si España se convertirá en un fabricante masivo de estos vehículos y si seguiremos manteniendo nuestra posición mundial como productor de vehículos. Menos coches implica inevitablemente menos empleo.

Álvaro Ceballos, director de Randstad Professional en Andalucía, Extremadura y Levante, cree que "hay empleo verde que es nuevo. Hace 15 años no sabíamos nada de él, y hoy son los puestos que pujan con más fuerza. En la próxima década se crearán hasta 18 millones de estas posiciones, con una base tradicional, pero que antes no existían".

Ceballos asegura que estos empleos tienen más potenial y recorrido, y añade que "se trata de una de las mejores fórmulas para encontrar trabajo. Son salidas profesionales de pleno empleo, como es el caso de la agricultura y la ganadería ecológica para la obtención de alimentos de máxima calidad".

Lo cierto es que la revolución digital ha llegado al sector primario, y cada vez más granjeros usan la tecnología a diario. Se ven más y más drones automatizados que monitorean los campos y recopilan datos sobre los cultivos o el ganado, o robots agrícolas que desarrollan las tareas agrícolas. Muchos universitarios aún no han actualizado las habilidades que la agricultura o la ganadería necesitarán en un futuro cercano, pero las nuevas capacidades son indispensables en un sector primario en transformación, en el que los profesionales han de seguir caminos de aprendizaje de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, que permitan el uso de vehículos autónomos, métodos de agricultura robótica o el diseño y aplicación de robots agrícolas. Por eso quienes deciden seguir las profesiones STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) deben tener cada vez más en cuenta la actividad y las oportunidades de la agricultura y la ganadería.

Entre esos empleos nuevos de la economía verde, Ceballos cita asimismo la consultoría ambiental, que tiene que ver con la implantación de etiquetas ecológicas y con la huella de carbono. Otra de las salidas profesionales que crearán más puestos al año en España -unos 140.000- es la que tiene que ver con residuos industriales y urbanos, así como el control de la contaminación, donde Ceballos cree que se producirá uno de los crecimientos de puestos más importantes, y aunque muchos procederán de las ingenierías, requerirán una especialización ad hoc. Precisamente el experto considera que "en general, resulta difícil limitar la formación a una sola vía, y será la especialización concreta la que dará la formación en cada nuevo trabajo".

Rosario Sierra, country manager de LinkedIn, se refiere al reciente informe Increase in Sustainable Skills in Iberia de la red profesional, que define 300 habilidades verdes y que concluye que "hay tendencias que impactan en la aparición de nuevas habilidades profesionales que tienen que ver con el empleo verde". Sierra destaca que "una de esas habilidades en los perfiles de LinkedIn es la de experto en ISO 14001, que se relaciona con la certificación de la gestión ambiental y la calidad ambiental en cualquier organización. No es nueva, ya que data de 1996".

Añade las habilidades que tienen que ver con el medio ambiente, la salud y la seguridad, que crecen un 35%, y argumenta que "hay macrotendencias (la economía verde o el cambio climático) que hacen que la gente haga visibles estas habilidades en su perfil".

Rosario Sierra recuerda asimismo que aunque hay quien teme que desaparezcan puestos por culpa de la tecnología, "no desaparecerán trabajos sino habilidades que ya no sirven en esos puestos, y aparecerán otras capacidades en las que hay que formarse". Afirma además que "se crean posiciones nuevas por tendencias, pero éstas son de toda la vida. A lo mejor han cambiado de nombre".

En este sentido Silvia Leal, experta en transformación digital, considera que al hablar de empleo verde "se suele poner un nombre nuevo a cosas que ya se hacen en otros sectores". Leal cree que esto pasa en el ecodiseño -aquello que sirve para que un producto tenga más eficiencia energética, mayor reciclabilidad, menor consumo de materiales, una vida útil más larga y una huella ecológica cero-; en la inteligencia artificial o en el Internet de las Cosas para el control de la contaminación, o en la rehabilitación de edificios.

Por su parte Elena Ibáñez, fundadora de Singularity Experts, asegura que "lo primero que hay que definir es qué es empleo nuevo, y ver si éste tiene que ver con nuevos retos o con habilidades. Por lo que se refiere a los primeros, es posible hablar de empleos nuevos en cuestiones como la mejora de la trazabilidad de productos. Aquí se incluye al experto en blockchain para el control de la caza y la pesca. Según algunos estudios, el 20% de los productos procedentes de esta última que se vende en Estados Unidos son ilegales. De ahí que aparezcan empleos nuevos relacionados con el blockchain, que sirve como un protocolo de seguridad, y permite a todos los sectores mejorar la trazabilidad y seguridad de sus datos y productos".

Ibáñez explica que "en casos como el del blockchain sí hay puestos que se crean de la nada. Antes no existían, pero hay un nuevo reto, y no una nueva habilidad".

Por lo que se refiere a los retos que impulsan empleos verdes realmente nuevos, Ibáñez cita la lucha contra la contaminación, donde los expertos en 4D printing en limpieza de vertidos usan la tecnología de impresión 4D para crear compuestos que son capaces de absorber las partículas nocivas, limpiando el agua o el terreno sin crear otros daños colaterales.

También destaca las nuevas fuentes de energía, y cómo los expertos en captación de energía solar en el espacio de la NASA trabajan en distintos prototipos de torres solares que captarán energía el 99% del tiempo, a diferencia de los paneles solares en la Tierra, que sólo aprovechan un 29% del tiempo para captar la luz.

La fundadora de Singularity Experts cita asimismo las oportunidades que ofrece la monitorización. Así, el ingeniero de drones para la gestión medioambiental trabaja con datos sobre entornos aislados de la civilización a los que acceder físicamente puede resultar muy costoso. Esta monitorización permite obtener imágenes aéreas que pueden ser procesadas mediante big data e inteligencia artificial para extraer información de utilidad.

También pone como ejemplo los nuevos materiales, y cómo los expertos tecnológicos en nanotecnología fabrican paneles solares. Se trata de una tecnología que va a tener un gran impacto en la generación de energía solar, ya que permite construir materiales fotovoltaicos mucho más eficientes y económicos o que se autolimpian, lo que hace que se puede generar hasta un 20% más de energía.

Además, cuando se trata de la interacción con el entorno, el ingeniero de bioelectrónica para smart farming instala dispositivos bioelectrónicos tanto en plantas como animales para cambiar la forma en la que un ser vivo se convierte en producto consumible para humanos, haciéndolo más resistente a las enfermedades.

 

Fuente: Expansión

 

 
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