Ano Internacional Turismo Sostenible 2017

Las especies exóticas invasoras son la segunda causa de pérdida de biodiversidad mundial. Son especialmente graves en islas, afectando al ecosistema y al resto de especies según datos de la ONU, además de generar un gran gasto económico en medidas que las contrarresten. Especialmente en este Año Internacional del Turismo Sostenible, debemos ser cautos cuando viajemos para no alterar los ecosistemas con la introducción de especies de animales o vegetales que no pertenecen a ese lugar.

Definimos la especie exótica invasora como una especie foránea introducida de forma artificial (por el hombre), accidental o intencionadamente y que después de un tiempo se adapta al medio y lo coloniza, creando un cambio o una amenaza. Como la especie es nueva en el ecosistema, las autóctonas no compiten con la nueva especie exótica invasora y son desplazadas, extintas o muertas.

Las diferentes maneras de llegar a un ecosistema “virgen” pueden ser por diferentes causas como accidente, comercio, sueltas ilegales o transporte. En este sentido existen muchos ejemplos como el mejillón cebra en el Ebro, el arruí en las montañas para la caza o el conejo en Australia, que han causado graves daños.

Las especies animales más comunes invasoras en España son la Tortuga de Florida (Trachemys scripta elegans), el Cangrejo Rojo (Procambarus clarkii) o el Mosquito Tigre (Aedes albopictus). Algunas de estas especies ponen en peligro incluso la salud de las personas. Dentro de las especies vegetales encontramos la Caña (Arundo donax) o el Alianto (Ailanthus altissima).

Para evitar que una especie pueda llegar a ser exótica invasora, cuando compremos mascotas debemos pensar que no se podrá soltar en ningún momento en el medio natural, ya que es una especie que no pertenece a ese hábitat y lo acabaría alterando gravemente. Cuando se compren plantas de jardín, no deben ser especies invasoras porque podrían expandirse sus semillas y colonizar hábitats cercanos.

La WWF, organización internacional independiente para la defensa de la naturaleza y el medio ambiente, está trabajando en la prevención del problema, si se evitan estas situaciones no se creará el problema. A pesar de existir un catálogo de especies exóticas invasoras, en España se permite la comercialización de alguna de ellas. Por parte de Administraciones también se trabaja en ello mediante la prevención, el control y la erradicación de las especies más dañinas.

Caos en Australia

El claro ejemplo de lo que ocurre al introducir una especie que no es de ese hábitat, lo podemos observar en Australia con la plaga de Conejo Común (Oryctolagus cuniculus). Lo introdujo el humano en 1859 para poder usar la especie en la caza, pero el conejo se adaptó al medio debido a las condiciones climáticas y a la ausencia de depredadores naturales.

La vegetación en poco tiempo se vio diezmada y los suelos comenzaron a erosionarse. A mediados del siglo 20 el conejo en Australia era una plaga, con 600 millones de ejemplares. A pesar de las medidas que se realizaron como el cercado de cultivos, las trampas o los venenos, se fracasó. En un intento desesperado de acabar con la plaga se introdujo un depredador en el medio, el zorro rojo, que también es una especie exótica invasora en Australia. Esta medida complicó la situación, ya que no depredaba a los conejos, si no a aves y marsupiales más lentos.

Como “única solución posible” al problema se creó el virus de la mixomatosis, que redujo casi por completo la población de conejo, pero los pocos que quedaron se hicieron inmunes y comenzaron a proliferar de nuevo. Por ello se infectó a conejos con una nueva arma desarrollada en los laboratorios: la enfermedad hemorrágica viral, que causaba las lesiones en pulmones e hígado y finalmente la muerte. Actualmente debido a la enfermedad la población de conejo se encuentra estable.

distribucion conejo australia

Nuestra intervención en el medio, voluntaria o no puede ser desastrosa para la naturaleza. Debemos visitar destinos y medios sin alterarlos en la medida de lo posible. La Tierra depende de nosotros, cuidémosla.

 

Fuente: WWF.

 

 
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