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Viajar nos hace libres, nos abre la mente, nos permite entender la vida de otra manera e, incluso, enriquece los contenidos de nuestras redes sociales. Pero recorrer y descubrir nuevos parajes también genera un impacto, deja una huella que deberíamos intentar minimizar viajando de forma responsable y siendo conscientes de los impactos sociales, ambientales y económicos que provocan nuestras decisiones. Elegir el destino, la forma de viajar, elegir cómo nos movemos o qué comemos durante un viaje tendrá un impacto u otro sobre el territorio, las personas que viven y el medio ambiente.

 

Elegir el destino

No se trata de viajar sólo a los destinos más verdes, más eco o más respetuosos del mundo. No hay fórmulas mágicas para identificar el mejor destino, simplemente hay coherencia y firmeza a la hora de aplicar nuestros criterios. Parece fácil, pero ¿cuántas veces cuestionamos conductas poco respetuosas con el entorno mientras miramos vuelos a destinos remotos?

Como fuente de inspiración, la organización Ethical Travel identifica aquellos destinos que protegen el medio ambiente y las personas.

 

¿Como desplazarse?

Aparte de los viajes que incorporan la bicicleta, la vela o el caminar como motor, el uso del transporte público es la mejor opción para moverse de un lugar a otro debido a que contribuye a reducir el impacto ambiental y a dinamizar la economía local. En caso de que se opte por destinos lejanos y el avión sea la única opción viable, lo mejor es elegir vuelos directos, ya que el uso de combustible es menor que haciendo escalas y cogiendo varios vuelos. Una vez definido el medio de transporte, siempre se puede optar por compensar las emisiones. Programas como CeroCO2 permiten calcular, reducir y compensar la huella de carbono de tu viaje.

 

Antes de salir de casa

Un viaje responsable comienza antes de la fecha de salida. El equipaje es clave: cuanto más peso llevamos, mayor será el impacto. Cuanta más carga, más combustible será necesario en los transportes y la huella en la atmósfera será mayor. Viajar ligero, por tanto, no sólo permite estar más cómodo y tener más libertad de movimiento, sino también minimizar el impacto ambiental.

La selección del material de viaje también marcará la calidad ambiental del viaje. Llevar una botella de agua reutilizable o bolsas de ropa ayudará a reducir los residuos, evitando el consumo de plástico. Y una pequeña placa solar nos permitirá cargar las baterías de la cámara, el móvil, etc. Se pueden encontrar más ideas de gadgets viajeros en el siguiente enlace.

 

Durante el viaje

Mientras dura la aventura, también puedes minimizar el impacto en el alojamiento, el transporte, la comida o las actividades.

En cuanto al alojamiento, tanto si optas por hoteles, hostales o albergues, como si eliges convivir en casa de algún lugareño, puedes priorizar los criterios respetuosos con el medio ambiente y la economía local. En general, están operados de forma local y cuentan con programas de reducción del uso de energía y la minimización de residuos. Hay sitios webs que informan de las opciones más "eco" en función del presupuesto. Algunos ejemplos son ecohotelsoftheworld.com o blog.hihostels.com/green-eco-hostels.

Respecto de la comida, los principios de la alimentación de bajo impacto son aplicables en todas partes: consumir productos locales y optar por los productos orgánicos siempre que sea posible.

Durante el viaje, siempre es mejor apostar por el transporte público o, en caso de tener que alquilar un vehículo se puede plantear la opción de un vehículo eléctrico o de bajo consumo de combustible.

Y, finalmente, el tipo de actividades que decidas hacer durante el viaje también afectarán de una forma u otra en el territorio. Hacer rutas a pie o en bicicleta son alternativas de turismo activo, divertidas y de bajo impacto. Una vez en el destino, encontrarás múltiples actividades que vale la pena contratar a los operadores locales en lugar de reservarlas a través de grandes operadores.

 

Conclusión

Hay muchas formas de viajar y, sin duda, todas son muy enriquecedoras. Viajar respetando las personas y el medio ambiente implica tomar decisiones conscientes y responsables. Se trata de elegir entre contribuir al desarrollo de la comunidad local o enriquecer los grandes monstruos turísticos. Es preferir, en definitiva, el no dejar rastro.

 

Por Marta García, Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesionalmente trabaja en el ámbito de la energía, pero también es una apasionada los viajes y la aventura. En el año 2011 decidió hacer un 'stop', aparcar el día a día y marchó a dar la vuelta al mundo con equipaje ligero con un único objetivo: vivir intensamente. Lo explica en su blog dandolelavuelta.com.

Fuente: .ambiental, la revista del Col·legi d'Ambientòlegs de Catalunya, que dedica su último número al turismo sostenible.

 

 
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