Un nuevo aliado se suma a la tendencia en inversión sostenible y al mundo de los bonos verdes. Se trata del Banco Central Europeo, que en su actual mandato bajo la presidencia de Mario Draghi, ha decidido que debe convertirse en un impulsor de esta forma de financiación más sostenible. El organismo se atribuye la mayor emisión y la mejora de precio de los bonos verdes.
El primer paso en esta dirección ha sido desvelar sus inversiones en bonos verdes a través de sus programas de compra de deuda, tanto de deuda soberana como corporativa. En estos momentos, el BCE es dueño de 6.200 millones de euros de bonos verdes de empresas, lo que supone el 20% de la cantidad emitida en euros que cumple los criterios para acabar en las arcas del banco central. La posesión de deuda sostenible de países e instituciones públicas asciende a 11.520 millones, el 24% del total posible.
Estas compras no han tenido un efecto neutro. De la misma forma que los miles de millones invertidos en comprar deuda de todo tipo (sostenible o no) han contribuido a reducir el coste de financiación de naciones y compañías, el BCE asegura que lo mismo ha sucedido con las emisiones verdes.
"Desde el anuncio del programa de compras de deuda corporativa el 10 de marzo de 2016, la prima de riesgo de los bonos verdes corporativos ha caído de forma continuada y una parte significativa de este efecto puede ser atribuida a las compras realizadas por el Eurosistema"
boletín económico del BCE
En cifras, el banco central se considera responsable de una caída media en el coste de emisión de los bonos verdes corporativos de 25 puntos básicos. España y sus compañías, como terceros emisores de bonos verdes de la zona euro por detrás de Francia y Alemania, han sido de los más beneficiados. Iberdrola y ACS pueden dar prueba de ello.
Pero no solo eso. La compra de bonos verdes dentro del programa de adquisición también ha incentivado su desarrollo. "La emisión de bonos verdes repuntó inmediatamente después del anuncio del programa de compras corporativo y ha estado aumentando desde entonces", señala el artículo del BCE. Según los números del estudio en el que se basan estas conclusiones, la proporción de bonos verdes sobre el total bonos del sector industrial ha crecido de manera constante y ha pasado de ser menos del 4% en marzo de 2016 a más del 9% a finales de septiembre de 2018.
Eso sí, el organismo del que depende la política monetaria europea reconoce que parte de este incremento también se ha debido a la explosión que ha vivido la financiación sostenible en este periodo. De este crecimiento dan fe las emisiones globales, que han pasado de menos de 1.000 millones de euros en 2008 a más de 120.000 millones en 2017.
Nuevas medidas
Pero el BCE reconoce que la emisión de bonos verdes sigue siendo una gota en el océano. Así que ha decidido hacer más.
"El BCE concentrará sus esfuerzos en apoyar a los participantes del mercado, los legisladores y los organismos reguladores en la identificación de los riesgos que surgen del cambio climático y en proporcionar un marco claro para reorientar los flujos financieros y reducir dichos riesgos. Un marco unificado es la fuerza gravitacional que se necesita para financiar la ecologización de nuestra economía".
Benoît Curé, miembro del comité ejecutivo del BCE
Para llegar a este punto, el BCE ha analizado las opciones de contribución a la sostenibilidad que tiene en sus manos. ¿Está en su mandato estimular la economía verde o solo vigilar la inflación? "Las visiones y opiniones difieren en este punto", reconoció Curé. "Pero yo argumento que el BCE, actuando dentro de su mandato, puede y debe apoyar activamente la transición a una economía baja en carbono de dos maneras principales: primero, ayudando a definir las reglas del juego y, segundo, actuando en consecuencia, sin perjuicio de la estabilidad de precios".
"Mucho de esto ya está ocurriendo, aunque no tengo dudas de que se intensificará en el futuro", aseguró el alto cargo del BCE, que enumeró los foros y las colaboraciones en las que está trabajando el organismo para sacar adelante este propósito. Y las consecuencias no serán solo formales. Uno de los primeros pasos que va a tomar el BCE es incluir las medidas que se adopten en el régimen que rige los colaterales que pueden usarse para conseguir dinero o respaldar posiciones frente al banco central, una decisión que puede condicionar en gran medida las inversiones que realicen los bancos.
La autoridad monetaria se aplicará también la medicina que predica a sí misma y potenciará la inversión en activos verdes en el marco de los distintos instrumentos que tiene, como son su fondo de pensiones o la gestión de sus recursos dinerarios. Las adquisiciones de bonos verdes que se han hecho como resultado del programa de compras también son un ejemplo del avance en esta dirección.
"En esta etapa, lo mejor que puede hacer el BCE es concentrar sus esfuerzos en crear las condiciones adecuadas para respaldar el flujo de capital hacia sectores sostenibles. De esta manera, seguirá siendo fiel a su objetivo principal de estabilidad de precios y al requisito del Tratado de mantener una economía de mercado abierta con libre competencia, al tiempo que respalda los objetivos medioambientales".
Benoît Curé reincide en su posición
Fuente: Expansión