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La demanda de inversiones medioambientalmente responsables no ha hecho más que crecer, dando lugar a la proliferación de múltiples "etiquetas verdes". Bruselas quiere hacer del sector financiero un poderoso actor en la lucha contra el cambio climático y por ello pretende acabar con el confuso y engañoso batiburrillo de productos de inversión sin apenas beneficio medioambiental o, incluso, contraproducentes para la sostenibilidad: la pasada semana la Comisión Europea aprobó un paquete legislativo que regulará las llamadas inversiones "verdes".

etiqueta verde sector financiero comision europea

Tras el primer paso que fue el plan de acción de la UE sobre finanzas sostenibles, la Comisión realizó las primeras acciones concretas para permitir que el sector financiero de la UE lidere el camino hacia una economía más verde y más limpia. Las propuestas confirmarían el compromiso de Europa de ser el líder mundial en la lucha contra el cambio climático y aplicar el Acuerdo de París. Por primera vez, la CE establece los criterios que permitirán al sector financiero etiquetar como ecológico sus productos de inversión. La nueva norma fija también la información que las entidades financieras deberán ofrecer para que el inversor pueda comprobar de manera fehaciente que su cartera es medioambientalmente sostenible.

"Estas propuestas demuestran que la UE quiere que la inversión se encauce en la dirección adecuada"

Valdis Dombrovskis, vicepresidente económico de la CE

Un sistema unificado de clasificación de la UE: taxonomía

La propuesta establece criterios armonizados para determinar si una actividad económica es ambientalmente sostenible. Paso a paso, la Comisión identificará las actividades que califican como "sostenibles", teniendo en cuenta las prácticas e iniciativas de mercado existentes y recurriendo al asesoramiento de un grupo de expertos técnicos que se está creando actualmente. Esto debería proporcionar a los actores e inversores económicos claridad sobre qué actividades se consideran sostenibles para que tomen decisiones más informadas.

Criterios ambientales

La nueva regulación afectará a un amplio número de operadores, incluidos los de fondos de inversión, capital riesgo o aseguradoras y cubre a todos sus productos o servicios financieros. La etiqueta verde requerirá el cumplimiento de al menos uno de los seis criterios establecidos por la CE, así como no perjudicar ninguno de los otros cinco. Los criterios son:

  • contribuir a la mitigación del cambio climático;
  • contribuir a la adaptación al cambio climático;
  • protección y uso sostenible de los recursos marinos;
  • favorecer la transición a una economía circular, la prevención de residuos y el reciclado;
  • evitar la polución;
  • y proteger ecosistemas saludables.

Bruselas concretará más adelante los parámetros cuantitativos y cualitativos que se aplicarán en cada actividad económica para verificar que se cumplen las condiciones requeridas para merecer la etiqueta de inversión medioambiental.

La etiqueta medioambiental se convertirá, probablemente, en un bien muy preciado porque Bruselas quiere reorientar una buena parte de la inversión hacia sectores limpios, que favorezcan la consecución de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 pactados a nivel internacional en el Protocolo de París. La CE calcula que esos objetivos (recorte de 40% de las emisiones) requieren una inversión anual de 180.000 millones de euros.

"180.000 millones de euros al año desborda la capacidad de las administraciones públicas por lo que el sector financiero jugará un papel clave para lograr los objetivos"

Comisión Europea

Índices bursátiles de CO2

La CE también propone crear dos nuevos índices bursátiles, que permitan al inversor identificar rápidamente los valores más ecológicos. Uno de los índices clasificará a las empresas en función de su nivel de emisiones en relación con el resto de las compañías de ese bloque. El otro, más exigente, estaría integrado por las que cumplan con los objetivos más ambiciosos del Protocolo de París y puedan demostrar que su huella de CO2 apenas existe.

 

Fuente: modificado de CincoDías y Comisión Europea.

 

 
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